jueves, 12 de febrero de 2009

Analisis de la lectura Las ciudades masificadas


La masificacion de las ciudades latinoamericanas constituye un fenomeno que se ha hido dando por todo el mundo y cuyos antecedentes radican en la crisis de 1930 donde se dio un caos total en cuanto a lo economico y lo social, la gente que vivia en el campo se vio obligada a salir a las ciudades en donde se les ofrecia una mejor vida, y los llamaba con su modernidad, su supuesta oferta de empleo y su cultura. Se dio entonces un cambio en la sociedad, con un desproporcionado crecimiento de la poblacion, en donde los nuevos personajes llegaron para quedarse, e intentar adaptarse. Como consecuencia de estos nuevos vecinos, se da un crecimiento en los indices de violencia, del comercio, la inseguridad y diversos problemas sociales.
Aparecen pues entonces dos nuevos conceptos, los llamados "sociedad Normalizada" que eran las personas que ya estaban ahi establecidas, con unas normas en comun y que se llamaban asi mismo como los establecidos. Y una sociedad anomica en donde las clases populares, estaban conformadas la mayoria de las veces por los nuevos integrantes, habitantes de sitios marginados.




UN ABRE BOCA A LA CRISIS DE 1930
Felipe Pigna. Historiador
fpigna@clarin.com

No fue de golpe sino de a poco, sin prisa pero sin pausa como la gente se fue quedando sin trabajo. El discurso oficial hablaba de una grave crisis económica frente a la cual había que ajustarse el cinturón y estaba claro a qué cinturas iba a afectar el nuevo "ajuste". Algunos hipócritas buscaban como siempre transformar a las víctimas en victimarios y pretendían socializar las culpas para que los verdaderos culpables mantuvieran intacta su proverbial impunidad.

El ministro de Hacienda exhibía orgulloso ante los factores de poder su obra de gobierno: "Alrededor de 20.000 personas han sido separadas de sus puestos por razones de economía en los distintos ministerios, sin contar las reparticiones autónomas en las que las cesantías fueron también apreciables, como el Consejo Nacional de Educación con 14.000. Había sido posible llevar mucho más lejos esta cifra. Pero es evidente que en los momentos actuales la aplicación de esta idea hubiese traído consigo serias perturbaciones sociales que deben evitarse a toda costa" (1).

La crisis era importada. Venía de Nueva York, más precisamente de Wall Street, la capital financiera de un país que confiaba en el progreso indefinido y que pocos meses antes de la catástrofe había animado al presidente Hoover a decir: "En los Estados Unidos nos encontramos en esta hora más cerca que cualquier otro país del triunfo definitivo sobre la pobreza" (2). A fines de octubre de 1929 comenzó el derrumbe inesperado que se transmitió como una epidemia a todo el mundo capitalista.

Los países centrales trasladaron los efectos negativos de la crisis hacia los periféricos como la Argentina. Ellos fijaban los precios de nuestros productos y decidieron bajarlos considerablemente. Los pequeños productores, que habían tomado préstamos hipotecarios para sembrar y pensaban pagarlos con el producto de las cosechas, pronto advirtieron que por la rebaja unilateral de precios impuesta por EE.UU. y Gran Bretaña, para ganar lo mismo tenían que producir y vender un 40% más y absorber los costos que ello implicaba. La mayoría no pudo afrontar su situación, sus campos fueron ejecutados y apropiados por los bancos y tuvieron que dejar el campo en busca de oportunidades económicas. Peor aún sería la situación de los peones de estos campos, familias enteras que comienzan a migrar hacia las ciudades expulsadas por el hambre.

Los efectos de la crisis comenzaron a sentirse en nuestro país a comienzos de 1930 y se constituirán en factores desencadenantes del golpe encabezado por el general José Félix Uriburu y dirigido por las grandes fortunas del país y sus aliados extranjeros. Los meses que siguen hasta el 6 de setiembre de aquel año serán de agitación e incitación descarada para la intervención militar. La dictadura de Uriburu defraudará las expectativas de los sectores medios que lo habían apoyado, aplicando durísimas medidas de ajuste y recesivas comenzando por la expulsión de decenas de miles de empleados públicos. En la ciudad empezaban a aparecer las industrias, no como producto de un plan industrial, sino como una respuesta a la falta de divisas para comprar los productos importados.

Va naciendo así la industrialización para sustituir a las importaciones. Serán estas fábricas las que comiencen a demandar mano de obra y a ellas se dirigirán los miles que llegan desesperados desde el campo.

Mientras que en los Estados Unidos y en otros países capitalistas, el Estado intervino decididamente en la economía para paliar los efectos de la crisis y sostener al sistema y, a la vez, tuvo un protagonismo importante en el área social preocupándose de la situación de los desempleados y de los más perjudicados por la crisis, con políticas de empleo y de vivienda, en la Argentina no hubo planes habitacionales ni de fomento del empleo, no se construyeron en los niveles necesarios hospitales ni escuelas, ni se realizaron campañas nacionales de medicina preventiva.

Ante el desamparo, irán apareciendo las primeras villas miseria, como la llamada Villa Desocupación de Retiro. En Puerto Nuevo floreció el "Barrio de las latas" y Buenos Aires comenzó a poblarse de viviendas precarias e insalubres. En 1932, el gobierno del general presidente apellidado paradójicamente Justo, que sucedió fraudulentamente a Uriburu, erradicó la Villa Desocupación porque le daba "mal aspecto" a la capital sin darles ningún nuevo destino a sus ocupantes.

Se hace un censo de desocupados en 1932, que indica que hay 393.997 desempleados. Scalabrini Ortiz pone en duda la seriedad de esas cifras re cogidas "por la Policía, que fue de puerta en puerta indagando la existencia de haraganes obligados, que todos negaban por temor a que quisieran encarcelarlos. (...) Hay en Argentina más de tres millones de hombres inactivos, que vegetan perseguidos por la Policía, la crítica de los diarios y la más indigna miseria" (3).

La desocupación llevó a una rebaja muy fuerte en los salarios y al empeoramiento de las condiciones de trabajo. A los "privilegiados" que conseguían o mantenían sus trabajos, se les redujeron los sueldos y se les aumentaron las horas de trabajo, y, como suele ocurrir, se incumplieron las pocas leyes laborales vigentes en aquel momento. Pero eso sí, honrando "la noble tradición argentina" de cumplir con "nuestros compromisos internacionales", el presupuesto de aquel mismo año destinaba el 35,5% del dinero del Estado a pagar la deuda externa.

El doctor Alfredo Palacios realizó un notable viaje por las provincias argentinas a mediados de la década del 30 y pudo comprobar con gran tristeza que las condiciones económicas y sociales descriptas por el doctor Juan Bialet Massé en 1902 en su famoso Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina, se habían agravado 30 años después: "Los niños tristes, de poco peso y de poca talla van a ser pronto los jóvenes que rechazará el Ejército. No es ésta una afirmación sin fundamento. Aquí está la prueba que me ha sido entregada por el teniente coronel Rodríguez Jurado, jefe del distrito militar número 61. Consta que el 45% de los jóvenes de 20 años, presentados para hacer el servicio militar fueron rechazados por debilidad constitucional, falta de peso, de talla o de capacidad torácica. Ya veremos cómo en algunas otras provincias el porcentaje de los inútiles, total o parcialmente, alcanza el 64%" (4).

Por aquellos años se incrementó notablemente la actividad delictiva, no sólo en las esferas gubernativas sino también en las calles. La inseguridad acechaba a los argentinos. Una inseguridad que comenzaba para la mayoría por no saber qué iba a ser de ellos al día siguiente. Aquella inseguridad iba a comenzar a buscar certezas en la lucha por terminar con la miseria y la injusticia.


Causas
Son muchas las causas esgrimidas para explicar su estallido y persistencia. Es un hecho claro que el fenómeno se inició en Estados Unidos, tras una década de crecimiento económico, incremento del endeudamiento y especulación bursátil, con beneficios rápidos y fáciles. Habitualmente se señala como primer síntoma claro, o como detonante -dependiendo de interpretaciones-, de la Depresión el 24 de octubre de 1929 ("Jueves Negro"), con el desplome de la bolsa de Nueva York y la pérdida vertiginosa del valor de las acciones allí cotizadas, aunque la contracción de la economía había comenzado en el primer semestre de 1929. El desplome del precio de las acciones fue extraordinariamente intenso, alcanzando tintes dramáticos. Gran número de inversionistas vieron cómo su dinero, en muchos casos tomado a crédito, se volatilizaba en cuestión de días. El 'crash' bursátil motivó una reacción en cadena en el sistema financiero, con numerosos bancos que empezaron a tener problemas de solvencia y de liquidez al acentuarse la desconfianza en su capacidad de rembolsar a los depositantes.
WIKIPEDIA

2 comentarios:

  1. ¿Y dónde está el análisis? :o

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  2. Pon cuidado a tu ortografía. Pierdes total credibilidad al no colocar tildes y escribir palabras como ido con h.

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