jueves, 12 de febrero de 2009

Ciudades masificadas

20/10/2007 MANUEL Piedrahita
Rememoro en mi memoria la carretera madrileña de La Coruña por el trozo denominado Cuesta de las Perdices. En sus cuatro estrechos carriles apenas circulaban automóviles. Los pijos de la calle Serrano presumían de subirla "a 90 por hora en el coche de papuchi". Hoy, niños pijos y no tan pijos con automóviles propios o del banco que les pasa letras mensuales, circulan a paso de tortuga. Madrid afronta horas punta a todas horas, valga la redundancia. Es el peaje que se paga por vivir en una megalópolis ruidosa y contaminada. Alguien dirá que eso también ocurre en ciudades de provincias y, algunas veces, incluso en pueblos. La falsa modernidad consiste en imitar el modo de vida de las grandes ciudades masificadas. El metro sí salva distancias y embotellamientos. Pero las nuevas estaciones son tan modernas que incluso ofrecen, aparentemente gratis, televisión de gran formato en medio de las vías. Por fortuna las pantallas de los vagones ya se han estropeado. No se nos permite que al salir de casa dejemos de ver imágenes en movimiento que anuncian algo para comprar.

Alguien dirá que ahora se lee más en el metro. Pero son periódicos gratis. Solo yo hojeo un periódico nacional. Miro de soslayo el ejemplar gratis de mi vecina y leo un gran titular de primera página: "Cotillear puede hasta ser delito". Las verdaderas noticias brillan por su ausencia. Los presagios de Orwell no tienen fecha de caducidad en las modernas megalópolis masificadas, deshumanizadas y desinformadas.

* Periodista

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